El Diario de Guayana
En nuestro país -incluyendo el estado Bolívar- se desarrolla desde el
año pasado uno de los procesos sociales más ambiciosos en la historia
nacional, no obstante, la construcción y entrega de viviendas es sólo
la punta del iceberg de todo el proceso
En la actualidad, Venezuela es parte de un proceso de transición social extremadamente arraigado en los estratos C, D y E del país, cuestión que inequívocamente va de la mano con la denominada “dignificación social” que arropa varios flancos, incluyendo el sector vivienda, actual bandera política del Gobierno Nacional.
En este apartado, existen varios elementos que hacen del mismo un proceso complejo y digno de estudio.
Perspectiva histórica
Desde una perspectiva histórica, existió de forma parcial un abandono de la construcción de la vivienda popular en Venezuela durante la mayor parte del siglo XX, siendo la década de los años 70, cuando hubo intentos infructuosos por democratizar el sector.
Específicamente en el año 1.973 el Banco Obrero patrocinó un concurso de viviendas populares, para lo cual desarrolló un Instrumento de evaluación que no logró solventar la problemática, pues solo funcionó como paliativo ´mediático´ situacional.
De igual forma, para la construcción de dichas viviendas no se previeron factores de primordial importancia tales como: riesgo del terreno, accesibilidad, equipamiento comunitario, tipología, espacios de la vivienda, características y estado de los servicios, calidad ambiental de la vivienda, accesorios y aspectos legales.
Lo anterior fue en detrimento directo de los pocos beneficiarios y terminó por excluir a la inmensa mayoría de venezolanos menos favorecidos de una posible dignificación de su hábitat.
Aspecto social y nuevo paradigma de participación
Como es conocido, en Venezuela se lleva a cabo un proceso denominado Gran Misión Vivienda Venezuela (Gmvv), el cual, impulsado por el Gobierno Nacional busca desde la perspectiva meramente social, paliar la deuda acumulada con los estratos socioeconómicos antes citados y como valor agregado –según su propaganda- también se incluyen todos los venezolanos, sin distingo de raza, edad y nivel socioeconómico que no posean vivienda propia.
La Gmvv, de cumplirse sus postulados, representa un salto adelante substancial para la calidad de vida del venezolano por cuanto lo hace parte de un proceso tangible y significativo desde la perspectiva moral; el venezolano se siente incluido y seguro de que sus necesidades son atendidas, lo cual sin duda toma parte en su psique. Además, entiende que no se le ofrece una solución habitacional temporal, sino una vivienda amplia, libre de riesgos y con todos los servicios necesarios, tomando como cierta la promesa del Ejecutivo, de proporcionar viviendas dignas y no parapetos habitacionales.
Asimismo, la Gmvv sienta un precedente importante en cuanto a instrumentación legal y participación popular en los procesos de construcción de viviendas, lo cual desde la visión idealizada terminaría por empoderar al pueblo de su propio destino.
En ese sentido, los ciudadanos que han corrido con la suerte de estar entre los primeros beneficiarios de la Gmvv, no sólo conocen sus derechos y los pelean ante quien sea, sino que el proceso permite que, mediante la autoconstrucción de viviendas, las familias se sientan artífices de su destino e incluso antes de habitarlas, ya se les arraigue un profundo sentido de pertenencia.
Esperanza común
Aunque en el registro realizado para llevar a cabo las proyecciones de las necesidades habitacionales en el país participaron millones de venezolanos, se toma como un hecho que existe reticencia a creer en la transparencia y efectividad de la misión por parte de los ciudadanos que no son partidarios del Gobierno Nacional, pues ven en el mismo tan solo un instrumento político.
Sin embargo, se da por descontado que todo venezolano mayor de edad y sin vivienda, desea poseer un techo propio. Por lo tanto, el proceso habitacional actual representa una esperanza común para los venezolanos con esta característica, sin distingo de preferencia política.
Irregularidades
Pese a la imponente logística en torno a la Gmvv, hay que mencionar que –como en todo proceso de adjudicación- se han denunciado irregularidades, ligadas en gran parte a la evasión de los filtros en la entrega de las viviendas, lo cual ha despertado la suspicacia de grupos opositores y de posibles beneficiarios que de momento quedaron marginados. Sin embargo, se ha conocido que los responsables en nuestro estado adelantan investigaciones al respecto y prometen que el proceso de construcción y adjudicación se extenderá durante los próximos 7 años, a la par de la esperanza de quienes al día de hoy, no tienen la certeza de un techo propio.
Órgano de la vivienda
De la Gmvv se han dicho muchas cosas, sin embargo, es limitado el número de personas que conoce el proceso ejecutivo que tiene lugar cada principio de semana en el denominado Órgano Regional de la Vivienda. Allí, representantes de los entes constructores y demás organismos participantes se ponen al día para definir estrategias y entrelazar acciones que permitan aligerar la difícil tarea encomendada. De allí surge la sinergia que impulsa los procesos relativos a la construcción de las soluciones habitacionales y también es desde allí que se generan las estadísticas que permiten al Ejecutivo Nacional evaluar la efectividad de las labores. Sin dudas, la continuidad de estas reuniones y la sinceridad en cuanto a los números de quienes allí participan, será preponderante en la ejecución total de los prometidos techos dignos.
En la actualidad, Venezuela es parte de un proceso de transición social extremadamente arraigado en los estratos C, D y E del país, cuestión que inequívocamente va de la mano con la denominada “dignificación social” que arropa varios flancos, incluyendo el sector vivienda, actual bandera política del Gobierno Nacional.
En este apartado, existen varios elementos que hacen del mismo un proceso complejo y digno de estudio.
Perspectiva histórica
Desde una perspectiva histórica, existió de forma parcial un abandono de la construcción de la vivienda popular en Venezuela durante la mayor parte del siglo XX, siendo la década de los años 70, cuando hubo intentos infructuosos por democratizar el sector.
Específicamente en el año 1.973 el Banco Obrero patrocinó un concurso de viviendas populares, para lo cual desarrolló un Instrumento de evaluación que no logró solventar la problemática, pues solo funcionó como paliativo ´mediático´ situacional.
De igual forma, para la construcción de dichas viviendas no se previeron factores de primordial importancia tales como: riesgo del terreno, accesibilidad, equipamiento comunitario, tipología, espacios de la vivienda, características y estado de los servicios, calidad ambiental de la vivienda, accesorios y aspectos legales.
Lo anterior fue en detrimento directo de los pocos beneficiarios y terminó por excluir a la inmensa mayoría de venezolanos menos favorecidos de una posible dignificación de su hábitat.
Aspecto social y nuevo paradigma de participación
Como es conocido, en Venezuela se lleva a cabo un proceso denominado Gran Misión Vivienda Venezuela (Gmvv), el cual, impulsado por el Gobierno Nacional busca desde la perspectiva meramente social, paliar la deuda acumulada con los estratos socioeconómicos antes citados y como valor agregado –según su propaganda- también se incluyen todos los venezolanos, sin distingo de raza, edad y nivel socioeconómico que no posean vivienda propia.
La Gmvv, de cumplirse sus postulados, representa un salto adelante substancial para la calidad de vida del venezolano por cuanto lo hace parte de un proceso tangible y significativo desde la perspectiva moral; el venezolano se siente incluido y seguro de que sus necesidades son atendidas, lo cual sin duda toma parte en su psique. Además, entiende que no se le ofrece una solución habitacional temporal, sino una vivienda amplia, libre de riesgos y con todos los servicios necesarios, tomando como cierta la promesa del Ejecutivo, de proporcionar viviendas dignas y no parapetos habitacionales.
Asimismo, la Gmvv sienta un precedente importante en cuanto a instrumentación legal y participación popular en los procesos de construcción de viviendas, lo cual desde la visión idealizada terminaría por empoderar al pueblo de su propio destino.
En ese sentido, los ciudadanos que han corrido con la suerte de estar entre los primeros beneficiarios de la Gmvv, no sólo conocen sus derechos y los pelean ante quien sea, sino que el proceso permite que, mediante la autoconstrucción de viviendas, las familias se sientan artífices de su destino e incluso antes de habitarlas, ya se les arraigue un profundo sentido de pertenencia.
Esperanza común
Aunque en el registro realizado para llevar a cabo las proyecciones de las necesidades habitacionales en el país participaron millones de venezolanos, se toma como un hecho que existe reticencia a creer en la transparencia y efectividad de la misión por parte de los ciudadanos que no son partidarios del Gobierno Nacional, pues ven en el mismo tan solo un instrumento político.
Sin embargo, se da por descontado que todo venezolano mayor de edad y sin vivienda, desea poseer un techo propio. Por lo tanto, el proceso habitacional actual representa una esperanza común para los venezolanos con esta característica, sin distingo de preferencia política.
Irregularidades
Pese a la imponente logística en torno a la Gmvv, hay que mencionar que –como en todo proceso de adjudicación- se han denunciado irregularidades, ligadas en gran parte a la evasión de los filtros en la entrega de las viviendas, lo cual ha despertado la suspicacia de grupos opositores y de posibles beneficiarios que de momento quedaron marginados. Sin embargo, se ha conocido que los responsables en nuestro estado adelantan investigaciones al respecto y prometen que el proceso de construcción y adjudicación se extenderá durante los próximos 7 años, a la par de la esperanza de quienes al día de hoy, no tienen la certeza de un techo propio.
Órgano de la vivienda
De la Gmvv se han dicho muchas cosas, sin embargo, es limitado el número de personas que conoce el proceso ejecutivo que tiene lugar cada principio de semana en el denominado Órgano Regional de la Vivienda. Allí, representantes de los entes constructores y demás organismos participantes se ponen al día para definir estrategias y entrelazar acciones que permitan aligerar la difícil tarea encomendada. De allí surge la sinergia que impulsa los procesos relativos a la construcción de las soluciones habitacionales y también es desde allí que se generan las estadísticas que permiten al Ejecutivo Nacional evaluar la efectividad de las labores. Sin dudas, la continuidad de estas reuniones y la sinceridad en cuanto a los números de quienes allí participan, será preponderante en la ejecución total de los prometidos techos dignos.
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