En 1971, cuando se fundó el Instituto Aeropuerto Internacional de Maiquetía (IAIM), los límites alcanzaban zonas que hoy son barriadas y urbanismos como los barrios Aeropuerto, Santa Eduvigis, La Torre, Mare Abajo, El Campito, la Meseta de Machado y la zona este de Playa Grande.
El cerco habitacional al aeródromo ha ido creciendo de modo exponencial en los últimos cinco años. Nuevas viviendas y la avenida Bicentenaria marcan el límite norte, mientras que al oeste 2.368 unidades habitacionales son levantadas en la Meseta de Machado y 600 apartamentos fueron construidos en la zona de los estacionamientos, acercándose cada vez más al espacio de operación aérea.
Hoy la distancia entre los urbanismos y las áreas de aterrizaje y despegue oscilan entre 250 metros y dos kilómetro.
"Más de 30% de los terrenos del Aeropuerto de Maiquetía que debían ser tomados para expandir las aéreas de servicios y operaciones hoy son dedicadas a la vivienda, lo que vulnera la zona de seguridad aeroportuaria y obliga a seguir engavetando los grandes proyectos de expansión que se conciben en el Plan Maestro de Maiquetía", explica el ingeniero Ysmael Solórzano, quien trabajó en la Dirección de Proyectos del Aeropuerto desde 1980 hasta 1985.
"En primer orden se estaría violentando el Plan Maestro que, según la Ley de Aeronáutica Civil, es un instrumento de planificación en el que se definen las características físicas y capacidades actuales y futuras de un aeródromo, en función de la demanda y las potencialidades económicas, demográficas y turísticas, en horizontes de planificación de cinco, 10, 15 y 20 años", explica Guillermo Molina, asesor internacional en materia de seguridad aérea.
Asegura que también se hace caso omiso a la normativa del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) publicada en Gaceta Oficial del 4 de marzo de 2008, que advierte que "solo se establecerá el uso de tierra para actividades compatibles en las áreas de entorno del aeropuerto".
Desde el punto de vista internacional, tampoco se obedece lo dispuesto en el Anexo 14 de la Convenio de Aviación Civil Internacional, conocido como el Convenio de Chicago, donde se establecen exigencias sobre las zonas de aproximación de los aeropuertos (cabeceras de las pistas) para que permanezcan libres de obstáculos y asentamientos urbanos.
"Aunque una distancia mínima o máxima no se define en la norma entre aeropuerto y viviendas, todas las especificaciones propenden a alrededores desalojados, que permitan el crecimiento del aeropuerto sin riesgos, no sólo por que se genere por un siniestro, sino también por la contaminación sónica y de emisiones de las aeronaves", explica Molina.
De acuerdo a Molina, las zonas más susceptibles de riesgos son Mare Abajo, donde algunas viviendas están construidas en la cara norte del cerro que bordea la pista 28-10 y las ubicadas en los conos de aproximación, tanto en Playa Grande, como en Mare Abajo.
"Siempre existe el riesgo en un espacio de operaciones aéreas, el problema a mi juicio es si contamos con la capacidad de respuesta para atender la contingencia. Valdría preguntarse si está preparado el aeropuerto, si está preparado Vargas, si están preparados los vecinos que viven en esas áreas aledañas. Mi respuesta para las tres es no", indica Daniel Lara Farías, instructor de legislación y regulaciones aeronáuticas.
Sin embargo, las autoridades del aeródromo de Maiquetía aseguran tener al día el Plan de Emergencia Aéreo (PEA), que contempla las acciones más adecuadas en caso de siniestros de aeronaves, interferencia ilícita o alerta de bomba dentro de un avión. Para ello realizan simulacros bimensuales.
"Las normas, protocolos y procedimientos que se repasan a través de estos simulacros son recomendados por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Regulación Aérea Venezolana (RAV 14)", señala la institución en un comunicado oficial.
Pero Lara insiste en el riesgo y en la necesidad de preparar por lo menos a los vecinos inmediatos. "Los simulacros se hacen con los entes y las direcciones del IAIM, pero no con los vecinos de Mare Abajo o quienes habitan en el estacionamiento del aeropuerto, quienes deberían estar formados en protocolos básicos de actuación frente a una contingencia", acota el especialista.
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